Banshee o Bean Sidhe (literalmente “mujer hada”), es el nombre con el que la tradición irlandesa se refiere a unos seres que anuncian la muerte con lamentos y gritos desgarradores.
En Irlanda, la Banshee se aparece gritando o llorando angustiosamente para anunciar la muerte de alguno de los miembros de las familias irlandesas más antiguas.
Curiosamente, todos pueden escuchar con claridad los lamentos de la Banshee, con la excepción de aquel cuya muerte se anuncia.
Su aspecto es descrito como el de una mujer pálida cubierta por un vestido blanco y con los ojos rojos por el llanto, de cabello largo y negro que peina con un peine roto, y cuyo rostro produce ganas de morir cuando comienza a gritar.
Hay quien afirma que la ha visto de noche en algún río lavando la ropa de aquellos que van a morir.
George Langelaan nos helaba la sangre con el siguiente relato que he tenido la ocasión de rescatar de “El Libro de los Hechos Condenados”:
“Desde que los Carnsen ocuparon la mansión de Flesbury, cerca de Bude, en Cornualles, se dejó oír una Banshee ululante cada vez que se aproximaba una muerte en la familia.
Fue así como toda la familia, todo el servicio doméstico y hasta dos visitantes, supieron que el pequeño John Carnsen iba a morir cuando, el 5 de junio de 1909, no oyó los gritos desgarradores que hicieron blasfemar a los hombres y llorar a las mujeres.
No se había oído desde hacía diez años, casi cada día, cuando William Carnsen se extinguió. Diez años antes, en efecto, la Banshee también aulló a la muerte dos días antes de que Mrs. Carnsen, la abuela del pequeño John, cayera fulminada por una crisis cardiaca.
La mañana del 5 de junio, la Banshee dio su primer aullido a las 7 de la mañana, despertando al hermano y a la hermana del pequeño John. Su padre, Marcus carnsen, se precipitó a la habitiación de los niños para saber quién había gritado; luego donde se hallaba John con su madre temblorosa y medio muerta de miedo, pues ella también había oído perfectamente el grito terrible. Pero John, a quien estaba arreglando, no había oído nada.
Esta vez, nadie quiso creerlo. El pequeño John había enfermado unas semanas antes, pero se había repuesto. Sus padres, sin embargo, llamaron al médico quién les calmó.
A pesar de ello, cinco días más tarde, mientras de nuevo se dejaban oír los terribles gritos, en el granero, el pequeño John, que nunca oyó nada, falleció dulcemente.
Todavía dos veces mas, la Banshee se dejó oír, cuando la muerte de Marcus Carnsen y, algunos meses más tarde, cuando murió su viuda.
Ahora... la mansión de Flesbury ya no la habitan los Carnsen.”
Ea, a dormir bien.
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