Con su picnic con mantel (de Hello Kitty), sus toallas de playa para plantar el culo sobre el césped, sus patatuelas, sus cervecitas, sus tortillas de patatas, su ensalada de pimientos con atún y su tarta de chocolate.
Se me ocurre que no todo el mundo puede decir que ha hecho un picnic a menos de 20 metros de un templo egipcio de más de veinte siglos de antigüedad, pero así son las cosas, otro detalle a sumar a la compañía, inmejorable, y a todo lo demás.
Que luciera un sol glorioso y corriera una suave brisa no ha hecho más que hacerlo todo más perfecto, si cabe.
Un parque como este en un día como el de hoy estaba pidiendo a gritos un buen picnic
Luego hemos estado empujando la puerta del buen ánimo para que no entrara la desidia del domingo por la tarde (ya, ya sé que es lunes, pero venía muy bien disfrazado de domingo), paseando por barrios viejos que a la vez son nuevos, descubriendo cafés interesantes, tiendas chulas y sitios que pasan sin dilación a la lista de "pendiente de visitar".
Hemos hecho alguna comprilla y aguantado como unos valientes hasta que ya no nos quedaban cartuchos, y hemos emprendido una ordenada retirada a horas decentes, con la resaquilla tontuela y alegre de habernos tirado el día entero fuera de casa.
Francamente, con planes como este ya podéis venir de dos en dos si queréis, domingos (genuinos o con disfraz), que por fin sabemos bien cómo manteneros a raya.
Cómo me gustaría ver una foto porque me estoy relamiendo... Sí que me parece una idea excelente. Ya os copiaré. Un besazo
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