viernes, 19 de noviembre de 2010

Deshipotecado

Ya no soy un hombre endeudado.

Ya, ya lo sé, durante un año podría haber exprimido la evocación del potencial drama novelesco que conlleva ser un tipo endeudado, podría haberme emborrachado y haberme jugado el coche en una timba, o haber asesinado por dinero... pero la verdad es que no hay nada de novelesco ni de poético en tener una hipoteca.

Al principio un poco de nervios, luego cada uno jugamos nuestro papel, ella (hace tiempo que ella es "ella", en minúsculas) el de "soy amable y graciosa, caigo bien", yo el de "soy educado y chistoso, también caigo bien" los dos el de "somos maduros y civilizados" y la tarde transcurrió con algún contratiempo de carácter burocrático pero sin demasiadas tensiones.

Sólo espero que la fortuna nunca me vuelva a extraviar por sus tierras, ni a ella por las mías, que ni siquiera nos crucemos en el camino, y que sea feliz sin que yo jamás lo sepa, ni quiera.

Ahora sí que, al fin, se cierra una puerta que esconde cosas demasiado oscuras como para no querer cerrarla con llave.

Otras puertas nuevas se abren...

domingo, 24 de octubre de 2010

Camelánea espelifucia

Como el fasgo sendal de la pandurga
remurmucia la pínola plateca,
así el chungo del gran Perrontoreca
con la garcha cuesquina sapreturga.

Diquelón, el sinfurcio flamenurga
con carrucios de ardoz en la testeca,
y en limpornia simpla y con merleca
se amacoplan Segriz y Trampalurga.

La chalema, ni encurde, ni arropija;
la redopsia, ni enfucha, ni escoriaza;
y enchimplando en sus trepas la escondrija,

con casconcia ventral que encalambrija,
dice la escartibuncia mermelaza:
¡Qué inocentividad tan cuncunija!


Juan Pérez Zúñiga

No me diréis que no os dulcea las orjizas.

domingo, 17 de octubre de 2010

Soluciones.

Después de una orgía de despidos sin precedentes, el director general de mi empresa quiere reunir a todos los empleados restantes en un auditorio de un centro comercial cercano a LugarDondeTrabajo para compartir con nosotros los planes de futuro de la compañía.

En unos días en los que la rumorología goza de una salud excelente, se han disparado inevitablemente las conjeturas y las hipótesis.

Los sondeos a pie de cafetera indican que la opinión más extendida es que van a gasearnos.

martes, 12 de octubre de 2010

Aprendiendo a vivir.

-Hola, buenas.
-Buenas...
-Mire, quería una caja de tacos y otra de alcayatas.
-¿Cómo las quieres?
-Ehmmm... pues no sé, normales.
-Ya, pero ¿del 5? ¿del 7? ¿del 25? ¿con apertura angular? ¿con rosca de penetración? ¿con liposomas?
-¿Eh?
-¿A ver, para qué son?
-Pues... para colgar algo en la pared, claro.
-Ya, pero qué quieres colgar.
-Ehmmm... una lámina muy chula que adquirí en Irlanda el año pasado y...
-No, no, pero que cómo es, ¿misotrópica? ¿esferular?
-Pues oiga, no sé, una lámina, normal, rectangular, plana... ¡una lámina!
-Ya, pero es que a ver, si la lámina es churriforme, vas a necesitar unos tacos reforzados con zurilio que se embrostan cuando los esforcilas, por el contrario, si es chachimórfica, deberás tener cuidado de que las alcayatas no se endrinen cuando las junjurcies, para lo cual puedes elegir entre que los tacos sean del tipo 3-Alfa Centauri, o que las alcayatas sean de categoría Lolailo-Lailo, pero nunca jamás las dos cosas a la vez, pues de lo contrario implotaría el Universo. ¿Qué decides?
-¿Quién es usted?, ¿Mayra Gómez-Kemp? tengo miedo.
-A ver, chaval, si está muy claro, mira: o alabardas la lámina esa, o la mocheas. ¿Tienes un rejunciador atómico en casa?
-Pues no, que yo sepa...
-Bueno, te puede valer con un destornillador, una goma de borrar y un pimiento morrón... mira, lo mejor es que traigas la lámina y la pared, y ya te diré yo lo que necesitas.
-La pared, ¿no?. Claro, claro, en un rato vuelvo con todo.
-Venga chaval.
-Venga.

miércoles, 7 de julio de 2010

Indefinición

Inconscientemente voy poniendo piedras. O las voy quitando.

Y me angustio, y no sé explicar por qué. O sí se explicar por qué, pero no quiero, o no me lo permito.

Yo, que siempre he tendido a caminar por terreno firme, ¿por qué me arriesgo a tomar el camino pedregoso? y entre tanto me convenzo de que todo es inocuo, y no me lo creo.

Y cuando miro sólo veo cosas buenas, y no lo entiendo. No es justo. Es cualquier cosa menos justo.

Ortigueira refresca la mente y el cuerpo, necesito un poco de eso.

Sé que no puedo ser más críptico, pero no puedo ser más claro.

martes, 6 de julio de 2010

Reflexión rápida

A veces me entra un poco de miedo y no sé si estoy haciendo las cosas bien o qué es lo que quiero hacer con mi vida... pero sólo a veces.

jueves, 1 de julio de 2010

Más critica literaria

La semana pasada me dejé caer por el FNAC sin intención de comprar nada y, como no podía ser de otra forma, salí de allí con cuatro libros.

Y si mi acompañante no me hubiese hecho reparar en el hecho de que mientras mi boca juraba y perjuraba que ese era el último, mis manos cogían más y más libros y los añadían a los que ya tenía, probablemente habría caído alguno más.

Estas son mis adquisiciones:

1-El Curioso Incidente del Perro a Medianoche.
2-Catch-22.
3-El Corazón en las Tinieblas.
4-Orgullo y Prejuicio.
5-The Handmaid's tale.

El primero me fue recomendado hasta la saciedad, y ahora que por fin lo estoy leyendo, entiendo por qué... es original, hilarante, inteligente y a la vez despierta en mí una gran empatía por la especial condición del protagonista... no lo he terminado, pero por ahora es muy recomendable.

Catch-22 es una novela narrada de manera aparentemente caótica y repetitiva, pero bajo esta aparente anarquía subyace un orden conseguido mediante asociación de ideas, ademásd de una crítica feroz contra los burócratas... me está costando, pero sigo con él.

El corazón en las tinieblas surgió en una conversación con UnaQueYoMeSé, mi inspiradora literaria oficial que ahora escribe más en serio que nunca :), y está en reserva. Le tengo ganas.

Orgullo y Prejuicio es un clásico que tuve y perdí, así que lo he recuperado. Merece una relectura, porque casi no lo recuerdo.

Y finalmente está The Handmaid's Tale, una obra maestra, total, redonda y definitiva. Distopía futurista desde un enfoque diferente y un resultado demoledor que, a mí, personalmente, me marcó para siempre. ¿Para cuándo el Nobel de Literatura para Margaret Atwood? No era mío el ejemplar que leí y es uno de esos libros que quiero en mi biblioteca.

lunes, 14 de junio de 2010

Retrospectiva y presente

Hace poco más de un año no era más que un cadáver andante, una patética carcasa vacía, desposeída de cualquier emoción que no fuera una infinita tristeza.

Cuando lo recuerdo casi parece un mal sueño o, peor aún, el producto facilón de la mente de algún escritor mediocre de novela romántica.

Pero fue real, y conviene no olvidarlo.

Y ahora la vida me sonríe. Y los hados me favorecen y el destino se torna halagüeño.

Porque a veces uno se lleva agradables sorpresas y aprende a valorar lo que merece ser valorado. Y aprende de los errores del pasado, y del calvario sufrido, y crece como persona y se vuelve más fuerte.

Y cada vez hay menos tropezones y el camino es más llano, y el viento sopla a favor y la tormenta se repliega para permitir que el sol nos caliente.

Y vuelvo a beber del arroyo y el agua está fresca, y no envenenada, y me llena de vigor y de confort en lugar de enfermarme.

Claro que aún escuece a veces, qué tontería, y que puede que alguna cicatriz me acompañe el resto de mi vida. ¿Alguna vez fui tan ingenuo como para pensar que no sería así?

Pero el tiempo hace su labor y las heridas sanan.

Nunca tuve la certeza de que sería así, sólo la intuición.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los Planetas son para el verano

No no se me ha ido la olla, es que hace un rato he puesto mi lista de Los Planetas en Spotify y, mientras los escucho, me he dado cuenta de una cosa curiosa.

Debía de andar la década de los 90 cerca de su ecuador cuando descubrí a este grupo y me aficioné a ellos poco a poco, casi canción por canción.

Después, como supongo que le sucede a todo el mundo con los grupos que les gustan, he pasado por etapas de mayor o menor acercamiento a su música.

Pero este verano marcó un punto de inflexión en este recorrido oscilante. Este verano me empapé de Los Planetas, me los bebí, me revolqué en ellos y salí impregnado de su esencia, de sus letras y de su música.

Si Jota así me lo indicaba, me podía sentir rebelde, dolido, vengativo, cínico, optimista, melancólico, perdedor, socarrón...

Reconozco que muchas tardes de ese verano me resultó muy cómodo dejarme llevar por la extraña mezcla de rabia y resignación que desprenden muchas de sus canciones... otras me hicieron sonreir asintiendo y otra que había oido ya mil veces, y que escuché otras mil este verano, me contó mi propia historia.

Fue tan intenso el proceso y me resultó tan placentero refugiarme en la música (no sólo en Los Planetas, pero sí mucho) que, por puro condicionamiento, ahora, mientras los escucho, veo (y huelo, y siento) esos días de verano, el calor, la manga corta, las cervezas en terrazas...

Y lo bueno es que, después de uno de los peores veranos de mi vida (superado gracias a barbacoas, viajes a Ortigueira, Londres, Cullera y Barcelona y el esfuerzo de mis amigos, claro), las sensaciones que acompañan a Los Planetas no son negativas, sino más bien agradables, y me evocan algo que, paradójicamente, no se encuentra situado en el pasado, sino en el futuro.

Si de mí depende, el próximo verano lo voy a disfrutar como no he disfrutado un verano desde hace mucho tiempo, que me lo he ganado.

miércoles, 27 de enero de 2010

Upbeat

No me deis por muerto, chicos, sigo por aquí, más vivo que nunca, reorganizando mi vida desde mis cuarteles de invierno y haciendo cosas que me gustan.

Creo que me pica el gusanillo del blog otra vez, pero esta vez ya como algo puramente lúdico, yo diría que el efecto terapéutico de escribir siempre estará ahí, pero ya no lo necesito en la misma medida, por fortuna.

Desde septiembre hasta ahora han pasado infinidad de cosas, casi todas buenas; algunas se pueden contar, otras, desgraciadamente, no...

Cuando llegue el momento entraré en detalles, de forma un poco desorganizada, como acostumbro, aunque trataré de seguir un orden cronológico... a modo de resumen os diré que:

octubre fue un mes de transición, pasé mi primer resfriado del invierno, disfruté la compañía de mis amigos en un lugar ignoto en el culo del mundo (aunque había barbacoa y eso suple cualquier otra carencia :)) y me mudé de casa (por fin vivo en el centro de Madrid!).

Noviembre fue... bien, esto es justo lo que no puedo contar, pero es sin duda lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo... (y no me refiero a la visita de Timeshock, que fue otro de los momentos álgidos del mes, sin duda). Segundo resfriado del invierno.

Diciembre me ha llevado a la ciudad de los rascacielos y a disfrutar de la Navidad como hacía mucho que no disfrutaba... me gusta el cambio. Tercer resfriado del invierno (tres en tres meses, yo creo que ya, ¿no?).

Enero... bueno, aunque esté agonizante, enero aún no ha terminado, pero ha sido el mes de la estabilidad (espero que definitiva) y no puedo sino agradecerle haber gozado cada momento de sus viernes y sus sábados, que ya no son tristes y oscuros, ni siquiera insulsos y anodinos, sino luminosos, alegres y cálidos, por mucho que fuera llueva, nieve y hiele :).

Creo que he vuelto, pero aún no las tengo todas conmigo... seréis los primeros en saberlo.